miércoles, 15 de junio de 2011

ANTISISTEMA


Hay una película que se llama “La Tapadera”, adaptación de una novela de John Grisham, el escritor que tan famoso se ha hecho por sus novelas sobre abogados. En ella actúan Tom Cruise y Jeanne Tripplehorn (me encanta esa tía), y la trama forma un caos impresionante, donde Tom Cruise se mete en un lío considerable, ya que el despacho donde trabaja son abogados de la mafia. El hombre está atrapado en la trama, ya que no puede hablar so pena de perder su licencia de abogado, por violar el secreto profesional, pero por otra parte quiere zafarse de su despacho y no puede.

Al final opta por denunciar a su propio despacho por una nimiedad: facturar horas de más a sus clientes. Descubre casualmente que una factura falsa, enviada en un sobre con un franqueo oficial es delito federal. Al denunciar a sus compañeros consigue un doble propósito: salir indemne de su despacho y no enfadar a la mafia, que por otra parte son beneficiados del descubrimiento, al ser también víctimas de una facturación irregular.

En una conversación con la policía, al final de la película, Cruise le dice al policía con el que habla que si quieren acabar con la mafia, tienen que acabar con sus abogados, que son los que les montan las tramas para poder operar impunemente.

El policía le contesta:

- - - ¿Y cómo pretende usted que detengamos a todos los abogados?

Tom Cruise contesta:

- - Uno a uno.

A mí particularmente me impresionó esa escena, y sobre todo ese razonamiento, que personalmente pienso que tiene un gran significado.

Desde mi punto de vista, lo que viene a decir es que no hay atajos. Ni en ese caso ni, en general, en la vida. Hay que hacer lo que hay que hacer. Cueste lo que cueste.

Esto me devuelve a la realidad actual, donde hay un montón de gente en las calles pidiendo que las cosas cambien, porque no están conformes con la manera en que están estructuradas hoy en día. Y pienso que tienen razón.

Pienso que no podemos seguir votando a una lista de personas anónimas para que languidezcan en las Administraciones Públicas durante cuatro años sin saber siquiera a quién hemos votado, y por tanto deberíamos poder votar a quienes queramos realmente.

Pienso que, si somos demócratas, tiene que gobernar la lista más votada, y no el resultado de los pactos que no siempre obedecen a la voluntad del pueblo democráticamente manifestada.

Pienso que los sindicatos tienen que vivir de sus ingresos por aportaciones de afiliados y de particulares en general, y no de subvenciones, y lo mismo pienso de los partidos políticos.

Pienso que los empresarios tienen que tener conciencia social, y deben actuar pensando en sus clientes, sus empleados, el Estado y la sociedad en la que están insertos, como un pilar fundamental de ésta.

Pienso que el Estado debe facilitar la labor de esos empresarios, y de esos sindicatos, y de esos trabajadores, pero facilitar no es lo mismo que subvencionar. Facilitar es facilitar: simplificar obligaciones, dar asistencia técnica, apoyar con medias tendentes a que los emprendedores pierdan el miedo.

Y pienso que, sobre todo, debemos darnos a nosotros mismos una dosis de respeto de la que actualmente carecemos, respeto que se tornará en confianza, confianza que se convertirá en acciones concretas, acciones que se transformarán en riqueza. Riqueza que tendrá que ser administrada con criterios sociales y medioambientales.

Por tanto no estoy de acuerdo con los que quieren cargarse el sistema sin más. No porque tenga miedo de cambiar el sistema. Como empresario estoy acostumbrado a los cambios, y me he tenido que reinventar varias veces a lo largo de mi vida, y lo he hecho sin avales, sin padrinos, sin ayuda de nadie, y he visto el abismo – y lo sigo viendo – muy de cerca, todos los días. Y sólo Dios sabe lo que me cuesta mantener los puestos de trabajo en mi empresa.

No. No creo en el concepto antisistema, porque lo que me proponen es destruir el sistema … y nada más.

Y yo no creo en los atajos.

No hay varitas mágicas. Hay múltiples problemas, y por tanto no hay una solución. Hay múltiples soluciones, y nos las tenemos que dar a nosotros mismos con tesón, talento, trabajo, fe y, sobre todo, respeto.

¿Se acuerdan?: "La noche es más oscura justo antes del amanecer".

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