martes, 18 de octubre de 2011

La Conferencia


Tengo un amigo que posee la rara habilidad de explicar una situación compleja con tres palabras. En el pasado, y mientras vivíamos una de esas situaciones complejas (uno de esos conflictos de juventud en los que lo correcto y lo incorrecto siempre se hace difícil de dilucidar), analizábamos la situación para intentar llegar a alguna conclusión. Él sólo me dijo una frase sencilla, como base para el enfoque:

Esto como hay que verlo es cambiando los actores – me dijo –. Imagínate que quien hace de A pasa a ser B, y quien hace de B pasa a ser A. Deja los hechos igual y vuelve a hacer el análisis.

Fue definitivo.

Hoy, mientras veía las noticias en televisión me he acordado de mi amigo y de su consejo. Y volvió a funcionar.

Entonces, pongo el siguiente ejemplo:

Imaginemos que, pongamos por caso, en Bristol (eso está en Inglaterra) un grupo de tipos coge manía a los seguidores del, pongamos por caso, el Tottenham Hotspur. Forman un grupo armado y matan a 858 de sus seguidores a lo largo de digamos veinte años. Lógicamente son un grupo secreto, oculto, armado e ilegal, acosados por la policía, pero empeñados en matar directivos, futbolistas, aficionados y alguno que otro que pasaba por allí. Muchos de los delincuentes son detenidos y enviados a la cárcel, pero siguen saliendo voluntarios dispuestos a continuar con los crímenes, y se vuelve difícil detenerlos a todos.

Imaginemos que tras muchos años de incansable trabajo policial este grupo armado se ve reducido a su mínima expresión, y que cuando el Estado está a punto de terminar con semejante lacra, varios célebres hispanohablantes deciden hacer una “Conferencia de Paz” en Bristol.

Imaginemos que estos célebres hispanohablantes (póngales ustedes nombres, para yo no citar a nadie a modo de ejemplo y que se puedan ofender) emite un comunicado donde:

Instan al grupo de asesinos a terminar con los asesinatos.
- Una vez los asesinos manifiestan su abandono de las armas, instan al gobierno británico a hablar con ellos sobre las consecuencias de sus actos.
- Se den pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales.
- Plantea el diálogo entre las formaciones políticas que podría concluir en una consulta ciudadana.
- Soliciten la creación de un comité de seguimiento para vigilar que se cumplan sus recomendaciones por parte de los Ejecutivos y también de los terroristas.

Yo sé que es mucho imaginar, pero ¿se lo imaginan?

Bien, pues si han sido capaces de semejante ejercicio de abstracción mental – que ya es pedir –, imagínense ahora el descojone generalizado en el parlamento británico ante semejante iniciativa.

viernes, 16 de septiembre de 2011

El médico y el paciente

Nota: Esto es, más o menos, el contenido y tonos de los debates políticos de los últimos cuatro años, expresado en términos médicos.
Nota II: Cuando digo paciente, digo paciente en el doble sentido. De ser paciente de un médico y de la paciencia que uno tiene que tener.


- TOC TOC
- ¡PASE!

El hombre entró en la consulta del médico con una visible cojera y ostensibles gestos de dolor.

- Buenos días, doctor.
- Buenos días. Siéntese por favor.

El hombre se sienta lentamente, con la pierna derecha recta, inmóvil.

- Ay, ay, ay ...
- ¿Qué le pasa hombre?
- Tengo una fractura en esta pierna. Me duele mucho.
- Ya. Bueno, no se preocupe. Tenemos unos calmantes de última generación magníficos. Ahora mismo le prescribo uno.
- Gracias, pero creo que lo mejor es enyesar la pierna cuanto antes, ¿no?
- ¿eh? Sí, bueno. Puede ser, ya veremos. De momento le prescribo los analgésicos.
- Vale, vale. Pero ¿cuándo me la enyesa usted?
- Bien, eso habrá que evaluarlo.
- ¿Evaluar?¿qué hay que evaluar?
- Pues el enyesado de la pierna. No es tan fácil.
- ¿Y por qué?
- Pues porque si le enyeso la pierna no podrá usted hacer muchas cosas. No podrá correr, no podrá nadar, ni estar cómodo en la playa, ahora que el tiempo está tan bueno. Si monta a caballo no podrá hacerlo, ni jugar al golf. En fin, que su vida se verá muy limitada. ¿Es que usted no piensa en su familia, y en los inconvenientes que les va a causar por esto?
- Pero mi vida ya está limitada. No puedo hacer nada de eso, y además me duele.
- Sí, hombre, sí - gesto de exasperación - pero le he dicho que le voy a recetar un analgésico. No se preocupe.
- Y dale con el analgésico. ¡Yo quiero que me enyesen la pierna!
- Mire, es usted un pesado con lo de enyesar la pierna. Como si fuera lo único que se puede hacer. Estoy aportándole soluciones para su bienestar y usted sigue repitiendo lo mismo. Es usted un soso.
- Será porque me duele la puta pierna, y porque la tengo fracturada, y porque estoy preocupado.
- Pues no se preocupe, que enseguida le administro un analgésico de última generación.
- Y jode ... Coño, pero ¿usted no se da cuenta de que la pierna tiene una fractura, y que hay que arreglarla cuanto antes?
- Pues mire, sí. No soy tonto. Pero usted es el que no se da cuenta de nada. La pierna, la pierna ... De acuerdo, vamos a no pensar en los inconvenientes de su familia. Pensemos sólo en los suyos propios: usted también tiene una cabeza, unos brazos, tiene incluso otra pierna. Tiene pecho, y espalda. Y sólo le preocupa la pierna, y es usted capaz de condicionar el bienestar de todos los demás por una pierna. Por tan sólo una pierna. Creo que está usted siendo muy injusto, y claramente egoísta en sus apreciaciones.
- Es que esto me parece surrealista. El problema está claro, definido. La solución está clara. Es dolorosa, pero es clara. Vamos a aplicarla, y cuando se cure la pierna, todo volverá a ser como antes. Y ya está.
- Es usted un poco expeditivo, y no piensa sino en su dolorcito. Como siga así, todavía no le administro el analgésico, a ver qué pasa. Egoísta, que sólo piensa en su pierna. ¿Es que no tiene usted sentimientos?

Pues eso, más o menos, es el tenor de lo ocurrido en la vida pública en los últimos tiempos. Mientras, la gangrena hace su aparición. Y hasta que el cuerpo aguante.

martes, 28 de junio de 2011

CONCEJALES SIN SUELDO

¿Alguien se ha planteado qué hace un concejal?

Porque yo me planteo muchas veces. Hombre, en principio entiendo que alguien que se presenta a un cargo público de concejal de alguno de los 8116 ayuntamientos de España (un poco demasiados, ¿no?), pues lo hace porque tiene vocación de ayuda a los demás. Porque para mi eso es lo que debería significar “cargo público”. Me presento para trabajar para los demás.

Pero claro, si te fijas en el funcionamiento de un ayuntamiento, además del concejal de, pongamos por ejemplo, Hacienda, hay un tesorero, un interventor, técnicos de intervención, técnicos de recaudación, etc. Alguien podrá decir aquello de que “no, pero en los pequeños no hay tesorero, sino el interventor lo hace todo”, o bien “no, pero en los pequeños pequeños, que son la mayoría, lo que hay es secretario-interventor directamente”. Incluso puede que alguien me diga aquello de “oiga, dirá usted interventor o interventora, tesorero o tesorera, secretario o secretaria … bueno no, secretaria no que suena mal …”. Hay gente pa tó.

Entonces la pregunta que me hago nuevamente es: ¿qué hace el concejal?

“No, es que establece los objetivos políticos”, me podrá responder alguien. Y puede ser cierto, pero en política los objetivos políticos se convierten en números, y se meten en un listadito, más o menos grande, llamado presupuesto. Y hasta donde yo conozco, ningún concejal hace los presupuestos. Los hacen los técnicos. Como por otra parte es lógico. Son los que saben, los que están preparados para ello.

Por tanto vemos que los concejales de Hacienda no hacen los presupuestos, sino que establecen los objetivos políticos, ni tampoco hacen trabajo técnico alguno, sino que lo hacen los técnicos y las técnicas, que para eso están.

Por tanto, y por enésima vez, ¿qué hace un concejal?

¿Tal vez aguantarle el coñazo a un vecino que se queja de que a su vez su vecino puso una tubería sobre su terreno sin permiso, para luego pasarle el trabajo al técnico competente?

¿Tal vez montar reuniones entre funcionarios para justificar sus 50.000 euros de sueldo?

¿Tal vez andar de allá para acá, hablando por teléfono de eso que llaman “asuntos políticos”?

¿Por qué si realmente no hace nada concreto cobra un sueldo, y luego cuando va a pleno, cobra por la asistencia al pleno también?

Y en cualquier caso, ¿para qué necesita un concejal un asesor? Si realmente no hace trabajo material alguno y además a esos técnicos en su servicio... Observo que ahora se ha puesto de moda quitar asesores, y los nuevos alcaldes de la crisis compiten a ver quien echa a más a la calle pero, ¿hasta ahora, qué han hecho esos asesores y esos concejales?

Yo propongo: concejales sin sueldo. Fíjense lo que nos ahorramos.

En dinero:

8116 ayuntamientos por una media baja, pongamos 5 concejales con un sueldo medio bajo, digamos 30.000 euros, más la seguridad social, que es el 37,5% sobre el sueldo, … total 1.673.925.000 euros, es decir, 278 mil millones de pesetas de ahorro.

Vale, eso sólo los concejales. Pongamos que hay medio asesor de media por concejal, y que cobra un 30% menos que el concejal. Serían otros 585.873.750,00 euros más. Total ahorro: 2.259.798.750,00 euros.

En excelencia:

Pero eso no es nada. El verdadero valor añadido de esta norma sería que habremos quitado a aquellos que no tienen realmente vocación pública, sino que quieren hacer de lo público algo privado. Es decir, una forma de vida con el dinero de todos. Se irían ellos solitos.

Por tanto se abriría el camino a la actuación desinteresada de un montón de gente que tiene su trabajo, que se podría presentar para aportar su capacidad, y que seguramente tendrían capacidad, porque de otro modo no podrían permitirse quitarle un par de horas al día a su trabajo para dedicarlas día a ser concejal, que es lo que, realmente, precisa tal tarea.

En competitividad y efectividad:

Y además conseguimos algo más: dar a los funcionarios el protagonismo que realmente tienen, porque son ellos los que hacen el trabajo SIEMPRE, liberándolos para que se organicen entre ellos, que seguramente lo harían bastante mejor de lo que nos imaginamos.

En normalización de la vida pública:

La gente, los que pagamos los impuestos, pasaríamos a respetar de un modo notable a esos concejales, porque ahora sí, estarían trabajando desinteresadamente para el pueblo, y seguramente seríamos bastante más comprensivos con sus errores y sus limitaciones.

Y fíjense qué fácil. Sólo habría que quitar los sueldos a los concejales, dejando que cobren por asistencias a plenos y nada más.

viernes, 24 de junio de 2011

HÉROES

Te levantas por la mañana y piensas en lo que tienes por delante. Pagos a proveedores, vencimientos en el banco, algún que otro problema con el personal, un suministrador que incumple, el requerimiento de Hacienda por no poner una cruz correcta en algún impreso infame, ese permiso administrativo que nunca llega, y que a cada paso es objeto de una nueva exigencia, de un nuevo informe, un nuevo estudio, un nueva obligación; un cliente que se queja de mal servicio, y la acidez en el estómago que no da tregua.

Afrontas el día intentando recordar aquel impulso de ilusión, cuando tuviste la visión de crear algo de acuerdo con tu sensibilidad y con tu forma de ver las cosas. El reto de ser tu propio jefe, la responsabilidad de crear trabajo y riqueza y el incentivo de ganarte una vida digna con tu esfuerzo personal.

En la radio del coche oyes hablar de indignación, de personas que salen a la calle a pedir cosas; no sabes muy bien qué cosas, porque oyes muchas generalidades, “mejora en las condiciones, no más recortes, …” y cosas así. Te solidarizas con una generación cuyo futuro no pinta bien no sólo por la situación actual, sino sobre todo por la desesperanza.

Piensas que los problemas hay que ponerlos en una balanza: medirlos y pesarlos, para después atacarlos. Cueste lo que cueste. Pero da la impresión de que nadie piensa como tú.

Llegas al trabajo donde comienza una carrera de obstáculos contrarreloj para cumplir con todos, y pasas de hablar con un proveedor a hablar con un banco, a revisar un pedido, a confirmar un pago, a intentar captar a aquel cliente que parece ya convencido de que tu producto es bueno, pero que quiere un descuento que haría inviable la operación. Te llega un parte de baja de un empleado que tiene cuarenta de fiebre y tienes tú mismo que salir a hacer el reparto, aprovechando que tenías que ir al banco y a la agencia de aduanas.

En algún momento recuerdas que deberías desayunar algo, ya que un cortado a las 6:45 y otro a las 9:30 no deben ser suficientes para alguien con semejante actividad. Pero recuerdas la puñetera acidez, y se te quitan hasta las ganas.

Llegas a la empresa pasada la 1:00 de la tarde y las siguientes horas se te van del teléfono al almacén, del almacén a una reunión, una visita, vuelta al teléfono.

Finalmente te sientas en el ordenador y conectas la conexión fatídica. Ves el saldo, los cargos, los abonos, y sonríes.

En tu casa, tras la cena, saboreas un vino sentado en la terraza mirando a los astros, pensando que seguramente ellos nos mirarán en nuestra pequeñez, y se reirán de nuestras cuitas.

Pero ese día lo has conseguido. Te has ganado el sueldo. Y el vino. Y ese rato hablando con tu pareja.

Ese día, además de cumplir como a diario, has pagado un mes más la nómina del personal en plazo.

Ese día has sido un héroe.

Un mes más.

miércoles, 15 de junio de 2011

ANTISISTEMA


Hay una película que se llama “La Tapadera”, adaptación de una novela de John Grisham, el escritor que tan famoso se ha hecho por sus novelas sobre abogados. En ella actúan Tom Cruise y Jeanne Tripplehorn (me encanta esa tía), y la trama forma un caos impresionante, donde Tom Cruise se mete en un lío considerable, ya que el despacho donde trabaja son abogados de la mafia. El hombre está atrapado en la trama, ya que no puede hablar so pena de perder su licencia de abogado, por violar el secreto profesional, pero por otra parte quiere zafarse de su despacho y no puede.

Al final opta por denunciar a su propio despacho por una nimiedad: facturar horas de más a sus clientes. Descubre casualmente que una factura falsa, enviada en un sobre con un franqueo oficial es delito federal. Al denunciar a sus compañeros consigue un doble propósito: salir indemne de su despacho y no enfadar a la mafia, que por otra parte son beneficiados del descubrimiento, al ser también víctimas de una facturación irregular.

En una conversación con la policía, al final de la película, Cruise le dice al policía con el que habla que si quieren acabar con la mafia, tienen que acabar con sus abogados, que son los que les montan las tramas para poder operar impunemente.

El policía le contesta:

- - - ¿Y cómo pretende usted que detengamos a todos los abogados?

Tom Cruise contesta:

- - Uno a uno.

A mí particularmente me impresionó esa escena, y sobre todo ese razonamiento, que personalmente pienso que tiene un gran significado.

Desde mi punto de vista, lo que viene a decir es que no hay atajos. Ni en ese caso ni, en general, en la vida. Hay que hacer lo que hay que hacer. Cueste lo que cueste.

Esto me devuelve a la realidad actual, donde hay un montón de gente en las calles pidiendo que las cosas cambien, porque no están conformes con la manera en que están estructuradas hoy en día. Y pienso que tienen razón.

Pienso que no podemos seguir votando a una lista de personas anónimas para que languidezcan en las Administraciones Públicas durante cuatro años sin saber siquiera a quién hemos votado, y por tanto deberíamos poder votar a quienes queramos realmente.

Pienso que, si somos demócratas, tiene que gobernar la lista más votada, y no el resultado de los pactos que no siempre obedecen a la voluntad del pueblo democráticamente manifestada.

Pienso que los sindicatos tienen que vivir de sus ingresos por aportaciones de afiliados y de particulares en general, y no de subvenciones, y lo mismo pienso de los partidos políticos.

Pienso que los empresarios tienen que tener conciencia social, y deben actuar pensando en sus clientes, sus empleados, el Estado y la sociedad en la que están insertos, como un pilar fundamental de ésta.

Pienso que el Estado debe facilitar la labor de esos empresarios, y de esos sindicatos, y de esos trabajadores, pero facilitar no es lo mismo que subvencionar. Facilitar es facilitar: simplificar obligaciones, dar asistencia técnica, apoyar con medias tendentes a que los emprendedores pierdan el miedo.

Y pienso que, sobre todo, debemos darnos a nosotros mismos una dosis de respeto de la que actualmente carecemos, respeto que se tornará en confianza, confianza que se convertirá en acciones concretas, acciones que se transformarán en riqueza. Riqueza que tendrá que ser administrada con criterios sociales y medioambientales.

Por tanto no estoy de acuerdo con los que quieren cargarse el sistema sin más. No porque tenga miedo de cambiar el sistema. Como empresario estoy acostumbrado a los cambios, y me he tenido que reinventar varias veces a lo largo de mi vida, y lo he hecho sin avales, sin padrinos, sin ayuda de nadie, y he visto el abismo – y lo sigo viendo – muy de cerca, todos los días. Y sólo Dios sabe lo que me cuesta mantener los puestos de trabajo en mi empresa.

No. No creo en el concepto antisistema, porque lo que me proponen es destruir el sistema … y nada más.

Y yo no creo en los atajos.

No hay varitas mágicas. Hay múltiples problemas, y por tanto no hay una solución. Hay múltiples soluciones, y nos las tenemos que dar a nosotros mismos con tesón, talento, trabajo, fe y, sobre todo, respeto.

¿Se acuerdan?: "La noche es más oscura justo antes del amanecer".

martes, 30 de noviembre de 2010

RAJOY

No me gustaría estar en la piel de Rajoy.

Hoy ha dicho que España pasa a estar, más o menos, al nivel de Pakistán, desde el punto de vista de riesgo-país. Inmediatamente un montón de gente se ha puesto a opinar que lo que tendría que hacer es arrimar el hombro, y aportar ideas para sacarnos de esta, que se está poniendo la cosa muy chunga.Tras pensarlo un rato, llego a las siguientes conclusiones:

1. Si Rajoy tiene alguna idea que funcione y la dice, poniéndola en funcionamiento el PSOE, el mérito será del PSOE.

2. Si, por otro lado, tiene alguna idea que funcione y no la dice, será considerado un antipatriota.

3. Si tiene alguna idea y ésta no funciona, la lleve a cabo quien la lleve a cabo, quedará como un patán.

4. Al margen de sus ideas, existentes o no, si finalmente hay elecciones algún día y entra en el poder, implantando una política que funciona, de forma que nos saque de este lío, muchos dirán que hemos salido gracias a las medidas adoptadas por Zapatero con carácter previo, que además tuvo que lidiar con la parte aguda de la crisis (ya lo hicieron en el 96), crisis motivada por los desenfrenos “ladrilleros” de la etapa PP anterior.

5. Por último, si entra en el poder y sus ideas no funcionan, además de volver a quedar como un patán, mucha, muchísima gente, perderá definitivamente su fe en la política y en los políticos.

En definitiva, no me gustaría estar en la piel de Rajoy.

Para nada.

jueves, 15 de julio de 2010

Hace ya algún tiempo pusieron por televisión un programa documental de esos llamado “24 horas con …”, que consistía en seguir a un personaje famoso durante un tiempo, para mostrar a todo el mundo cómo era su vida.

Concretamente aquel día el personaje era Emilio Botín. Un cámara se afanaba por seguir todos sus movimientos, sus subidas y bajadas a aviones para estar hoy aquí, mañana en Nueva York, pasado mañana vaya usted a saber dónde.

Entre desayunos, entradas y salidas a reuniones, vuelos, etc., un entrevistador, que era el que conducía el programa, hacía preguntas al financiero de diversa índole, tanto personales como profesionales.

Me llamó poderosamente la atención una parte de la entrevista (estamos hablando de una entrevista de 2006, si no recuerdo mal), donde explicó, textualmente, lo siguiente:

“El negocio bancario es muy sencillo. El banco toma un dinero prestado de los impositores, y lo paga a un precio. Luego, con ese dinero, presta a su vez a demandantes de dinero, y lo cobra a otro precio. El diferencial entre los dos es el beneficio del banco”.

De este modo tan sencillo, uno de los mayores banqueros del mundo, explicó el funcionamiento de una actividad tan compleja como la bancaria. Si esta frase la dijera yo, o alguna de las personas que usted conoce, pensaríamos que quien habla no se entera de nada: las finanzas son algo mucho más complejo, lleno de palabras raras, como opciones, futuros, SWAPS, apalancamiento, TIR, VAN, nominales, TAEs, etc. etc.

Pero no lo dije yo. Ni usted. Ni su cuñado, hermano o primo. Lo dijo Emilio Botín. Y me impresionó. Desde ese día me quedé pensando que, si esto es así, entonces para que un banco preste un millón de euros, o bien previamente un impositor tendrá que poner un millón de euros en el banco, o bien el banco tendrá que sacar el dinero de otro sitio: el mercado interbancario.

Ahora bien: si esto lo miramos en términos nacionales, ¿cuánto dinero tenemos los españoles en el banco (personas y empresas)?¿Y cuánto dinero han prestado los bancos?¿Más o menos que lo que les hemos impuesto?

La respuesta es que los bancos han prestado 1,767 billones (con b de barbaridad, o burrada) de euros, y que por otra parte, tenemos en imposiciones aproximadamente 1,118 billones (también con b de belillo, o de bergante) de euros.

O sea: los bancos han prestado, según esto, 649.000 millones de euros más de lo que les hemos puesto. Por lo tanto, los bancos han tenido que pedir prestado a otros bancos dicha cantidad.

Vale, pongámoslo en términos relativos, que es como se entienden las cosas mejor. Esta cantidad, ¿es grande, mediana o pequeña?

Algunos datos:

El Banco de Santander, uno de los mayores del mundo por valor de capitalización y beneficios, ganó algo menos de los 9.000 millones de euros el año pasado.

El presupuesto de ingresos para 2010 de los Presupuestos Generales del Estado ascendía a 274.000 millones de euros. Es decir, todos los ingresos del Estado en un año (si se cumple el presupuesto, claro).

El PIB español está en torno a los 1,6 billones de euros/año. Esto es lo que generamos entre todos los españoles en un año.

Entonces, ¿650.000 es mucho o es poco?

Es una barbaridad, una burrada, y hay que ser rebenques para haber permitido esto. A mi me gustaría saber dónde han estado las autoridades, que tantas estadísticas tienen para absolutamente todo (carajo, ya se mide incluso la confianza del consumidor) que no han visto el nivel de endeudamiento que tiene nuestra banca, y a mí me gustaría saber con qué criterios se han llevado las cosas a cabo.

Pero las cosas están así, e independientemente de que alguien tenga que depurar las responsabilidades que correspondan, ahora hay que salir de aquí.

¿Cómo?

Generando riqueza. Estamos jodidos, pero tenemos, según estos datos (por cierto, que la fuente de donde saqué el dato es la revista El Economista) tenemos 1,11 billones de euros en depósitos, lo cual no es poco. Está claro que debemos mucho, pero en mi opinión, el Estado tiene ahora la responsabilidad de enviar al mercado la señal adecuada para que, de forma ordenada, controlada y bien dirigida, se reactiven las inversiones productivas. PRODUCTIVAS, y no en ladrillo, como hasta ahora.

Seamos prácticos. Si usted tuviera 100 millones de pesetas, de euros o de yenes, y debiera 134 millones de lo mismo (que es más o menos la proporción), estaría usted endeudado, … pero no arruinado, ¿no?

Ahora, si usted deja los 100 millones que tiene quietos, y los 134 generan intereses mes a mes, se empiezan a comer los 100 millones tarde o temprano, ¿no? Pues eso. Si en el fondo la economía es muy sencilla.

Hay que investigar, salir al exterior, exportar, hacer carreteras en el extranjero, proyectos de ingeniería, complejos hoteleros, muebles, zapatos, coches, servicios, servicios, servicios…

Hay que cambiar la mentalidad de forma radical. Y el Estado (no el gobierno, el Estado) tiene que enviar a los ciudadanos la señal adecuada. Transmitir confianza, emitir leyes comprensibles, lógicas, y que ayuden a este fin: inversión productiva.

Si no estaremos arrastrando la chola durante muchos, muchísimos años.