Nota: Esto es, más o menos, el contenido y tonos de los debates políticos de los últimos cuatro años, expresado en términos médicos.
Nota II: Cuando digo paciente, digo paciente en el doble sentido. De ser paciente de un médico y de la paciencia que uno tiene que tener.
- TOC TOC
- ¡PASE!
El hombre entró en la consulta del médico con una visible cojera y ostensibles gestos de dolor.
- Buenos días, doctor.
- Buenos días. Siéntese por favor.
El hombre se sienta lentamente, con la pierna derecha recta, inmóvil.
- Ay, ay, ay ...
- ¿Qué le pasa hombre?
- Tengo una fractura en esta pierna. Me duele mucho.
- Ya. Bueno, no se preocupe. Tenemos unos calmantes de última generación magníficos. Ahora mismo le prescribo uno.
- Gracias, pero creo que lo mejor es enyesar la pierna cuanto antes, ¿no?
- ¿eh? Sí, bueno. Puede ser, ya veremos. De momento le prescribo los analgésicos.
- Vale, vale. Pero ¿cuándo me la enyesa usted?
- Bien, eso habrá que evaluarlo.
- ¿Evaluar?¿qué hay que evaluar?
- Pues el enyesado de la pierna. No es tan fácil.
- ¿Y por qué?
- Pues porque si le enyeso la pierna no podrá usted hacer muchas cosas. No podrá correr, no podrá nadar, ni estar cómodo en la playa, ahora que el tiempo está tan bueno. Si monta a caballo no podrá hacerlo, ni jugar al golf. En fin, que su vida se verá muy limitada. ¿Es que usted no piensa en su familia, y en los inconvenientes que les va a causar por esto?
- Pero mi vida ya está limitada. No puedo hacer nada de eso, y además me duele.
- Sí, hombre, sí - gesto de exasperación - pero le he dicho que le voy a recetar un analgésico. No se preocupe.
- Y dale con el analgésico. ¡Yo quiero que me enyesen la pierna!
- Mire, es usted un pesado con lo de enyesar la pierna. Como si fuera lo único que se puede hacer. Estoy aportándole soluciones para su bienestar y usted sigue repitiendo lo mismo. Es usted un soso.
- Será porque me duele la puta pierna, y porque la tengo fracturada, y porque estoy preocupado.
- Pues no se preocupe, que enseguida le administro un analgésico de última generación.
- Y jode ... Coño, pero ¿usted no se da cuenta de que la pierna tiene una fractura, y que hay que arreglarla cuanto antes?
- Pues mire, sí. No soy tonto. Pero usted es el que no se da cuenta de nada. La pierna, la pierna ... De acuerdo, vamos a no pensar en los inconvenientes de su familia. Pensemos sólo en los suyos propios: usted también tiene una cabeza, unos brazos, tiene incluso otra pierna. Tiene pecho, y espalda. Y sólo le preocupa la pierna, y es usted capaz de condicionar el bienestar de todos los demás por una pierna. Por tan sólo una pierna. Creo que está usted siendo muy injusto, y claramente egoísta en sus apreciaciones.
- Es que esto me parece surrealista. El problema está claro, definido. La solución está clara. Es dolorosa, pero es clara. Vamos a aplicarla, y cuando se cure la pierna, todo volverá a ser como antes. Y ya está.
- Es usted un poco expeditivo, y no piensa sino en su dolorcito. Como siga así, todavía no le administro el analgésico, a ver qué pasa. Egoísta, que sólo piensa en su pierna. ¿Es que no tiene usted sentimientos?
Pues eso, más o menos, es el tenor de lo ocurrido en la vida pública en los últimos tiempos. Mientras, la gangrena hace su aparición. Y hasta que el cuerpo aguante.