Hace ya algún tiempo pusieron por televisión un programa documental de esos llamado “24 horas con …”, que consistía en seguir a un personaje famoso durante un tiempo, para mostrar a todo el mundo cómo era su vida.
Concretamente aquel día el personaje era Emilio Botín. Un cámara se afanaba por seguir todos sus movimientos, sus subidas y bajadas a aviones para estar hoy aquí, mañana en Nueva York, pasado mañana vaya usted a saber dónde.
Entre desayunos, entradas y salidas a reuniones, vuelos, etc., un entrevistador, que era el que conducía el programa, hacía preguntas al financiero de diversa índole, tanto personales como profesionales.
Me llamó poderosamente la atención una parte de la entrevista (estamos hablando de una entrevista de 2006, si no recuerdo mal), donde explicó, textualmente, lo siguiente:
“El negocio bancario es muy sencillo. El banco toma un dinero prestado de los impositores, y lo paga a un precio. Luego, con ese dinero, presta a su vez a demandantes de dinero, y lo cobra a otro precio. El diferencial entre los dos es el beneficio del banco”.
De este modo tan sencillo, uno de los mayores banqueros del mundo, explicó el funcionamiento de una actividad tan compleja como la bancaria. Si esta frase la dijera yo, o alguna de las personas que usted conoce, pensaríamos que quien habla no se entera de nada: las finanzas son algo mucho más complejo, lleno de palabras raras, como opciones, futuros, SWAPS, apalancamiento, TIR, VAN, nominales, TAEs, etc. etc.
Pero no lo dije yo. Ni usted. Ni su cuñado, hermano o primo. Lo dijo Emilio Botín. Y me impresionó. Desde ese día me quedé pensando que, si esto es así, entonces para que un banco preste un millón de euros, o bien previamente un impositor tendrá que poner un millón de euros en el banco, o bien el banco tendrá que sacar el dinero de otro sitio: el mercado interbancario.
Ahora bien: si esto lo miramos en términos nacionales, ¿cuánto dinero tenemos los españoles en el banco (personas y empresas)?¿Y cuánto dinero han prestado los bancos?¿Más o menos que lo que les hemos impuesto?
La respuesta es que los bancos han prestado 1,767 billones (con b de barbaridad, o burrada) de euros, y que por otra parte, tenemos en imposiciones aproximadamente 1,118 billones (también con b de belillo, o de bergante) de euros.
O sea: los bancos han prestado, según esto, 649.000 millones de euros más de lo que les hemos puesto. Por lo tanto, los bancos han tenido que pedir prestado a otros bancos dicha cantidad.
Vale, pongámoslo en términos relativos, que es como se entienden las cosas mejor. Esta cantidad, ¿es grande, mediana o pequeña?
Algunos datos:
El Banco de Santander, uno de los mayores del mundo por valor de capitalización y beneficios, ganó algo menos de los 9.000 millones de euros el año pasado.
El presupuesto de ingresos para 2010 de los Presupuestos Generales del Estado ascendía a 274.000 millones de euros. Es decir, todos los ingresos del Estado en un año (si se cumple el presupuesto, claro).
El PIB español está en torno a los 1,6 billones de euros/año. Esto es lo que generamos entre todos los españoles en un año.
Entonces, ¿650.000 es mucho o es poco?
Es una barbaridad, una burrada, y hay que ser rebenques para haber permitido esto. A mi me gustaría saber dónde han estado las autoridades, que tantas estadísticas tienen para absolutamente todo (carajo, ya se mide incluso la confianza del consumidor) que no han visto el nivel de endeudamiento que tiene nuestra banca, y a mí me gustaría saber con qué criterios se han llevado las cosas a cabo.
Pero las cosas están así, e independientemente de que alguien tenga que depurar las responsabilidades que correspondan, ahora hay que salir de aquí.
¿Cómo?
Generando riqueza. Estamos jodidos, pero tenemos, según estos datos (por cierto, que la fuente de donde saqué el dato es la revista El Economista) tenemos 1,11 billones de euros en depósitos, lo cual no es poco. Está claro que debemos mucho, pero en mi opinión, el Estado tiene ahora la responsabilidad de enviar al mercado la señal adecuada para que, de forma ordenada, controlada y bien dirigida, se reactiven las inversiones productivas. PRODUCTIVAS, y no en ladrillo, como hasta ahora.
Seamos prácticos. Si usted tuviera 100 millones de pesetas, de euros o de yenes, y debiera 134 millones de lo mismo (que es más o menos la proporción), estaría usted endeudado, … pero no arruinado, ¿no?
Ahora, si usted deja los 100 millones que tiene quietos, y los 134 generan intereses mes a mes, se empiezan a comer los 100 millones tarde o temprano, ¿no? Pues eso. Si en el fondo la economía es muy sencilla.
Hay que investigar, salir al exterior, exportar, hacer carreteras en el extranjero, proyectos de ingeniería, complejos hoteleros, muebles, zapatos, coches, servicios, servicios, servicios…
Hay que cambiar la mentalidad de forma radical. Y el Estado (no el gobierno, el Estado) tiene que enviar a los ciudadanos la señal adecuada. Transmitir confianza, emitir leyes comprensibles, lógicas, y que ayuden a este fin: inversión productiva.
Si no estaremos arrastrando la chola durante muchos, muchísimos años.